Hemos visto en artículos anteriores aspectos históricos relevantes que se derivan de la lectura delLibro Devocionario como las consecuencias de las guerras carlistas o la presencia de una guarnición militar y un cuartel de la Guardia Civil, en nuestra población en los años cuarenta del siglo XIX; también otros culturales como la existencia de una banda militar y una municipal, por lo menos desde mediados de esa centuria.
Dentro de estos aspectos más lúdicos o festivos, que se relatan en el libro citado, nos llama la atención y para concluir el análisis de éste manuscrito del Dr. Antonio Cervera, alguna otra participación en la ceremonia del día 8 de septiembre del año 1850, fiesta patronal. En la majestuosa procesión de la celebración del día de la “Morenica” se destaca, pues, además del gran pasacalle de nuestra Corporación Lírica, de la intervención de una banda militar (precisamente en la edad de oro de las bandas militares -1840-1860-, cuando Isabel II acomete las reformas tras el final de la Primera guerra Carlista que dota a cada regimiento de su propia unidad) y un piquete de escolta de la Guardia Civil vestido de gala. Pero, también, la actuación de numerosos figurantes representando escenas bíblicas entre otras, tal y como ocurría en otra fiesta “gorda”: la Mañanica de Pascua, por ejemplo. Encabezando esta comitiva de danzantes y al arco triunfal, vemos, igualmente, el concurso de un dulzainero y un tamborilero, mezclándose la música sinfónica con la más popular, tal y como ocurre con otras festividades como las de agosto, del Torico, en honor a la Virgen de la Asunción y San Roque. Así mismo, nos llama poderosamente la atención la presencia de otra agrupación musical que, como contraste, interpreta música más culta y solemne. Será en la Misa cantada y esta orquesta se conoce como “la de Andreví”, … “compuesta de violines, flautas, clarinetes, bajos, y tres voces”. Y nos llama la atención, no solo porque nos da entender la gran riqueza y variedad de músicas festivas que intervienen en este evento de gran solera y magnificencia, sino también por la gran figura musical a la que se dedica este conjunto sinfónico: Francisco Andreví Castellá (Sanahuja, Lérida, 17 de noviembre de 1786 – Barcelona, 23 de noviembre de 1853); un prolífico compositor que, además, fue un controvertido político que defendió, curiosamente, la causa carlista a la que se opuso fervientemente nuestro pueblo, de ideas liberales.

Andreví fue sacerdote, organista y maestro de capilla de catedrales como la de Segorbe, Valencia (durante una década), Sevilla o la iglesia de Santa María del Mar en Barcelona; también teórico y docente de la música y reconocido compositor. Será una de las grandes figuras musicales españolas de la primera mitad del siglo xix, llegando a ser definido en el extranjero como “genio musical de España”.
En la festividad del Corpus de 1836, siendo maestro de la Real Capilla en Madrid y debido a los enfrentamientos entre liberales y carlistas, saldrá de Madrid, convirtiéndose en un exiliado político. En un primer momento, Andreví se refugió en su tierra natal hasta que, definitivamente, marchó a Francia, en 1838, instalándose en Burdeos (localidad donde había una importante colonia de refugiados españoles, la mayoría de ellos carlistas). Allí ejercerá como maestro de música de su catedral, compondrá dos de sus grandes obras musicales: la Messe Solemnelle, dedicada al arzobispo de la ciudad, y la secuencia Stabat Mater, dedicada al infante Sebastián Gabriel, integrante de la familia real exiliada en Francia, con la que mantuvo contactos. Precisamente, esta le facilitó, ya en 1845, su traslado a Paris donde ocupó la plaza de organista en la iglesia de Saint Pierre de Chaillot.
Finalmente, enterado del perdón concedido por Isabel II a los exiliados políticos, acabaría retornando a Barcelona en 1849, donde se hizo miembro de la Sociedad Filarmónica de Barcelona y accedió a la dirección de la escolanía de la Merced; una actividad que simultaneó con la recuperación de la condición de miembro jubilado de la Real Capilla. Falleció en 1853, el mismo año en que obtenía el perdón de la Corona y su reintegración como músico real en excedencia. La opinión de su figura quedó recogida en el discurso fúnebre de sus exequias, donde se dijo de él que fue “un maestro sabio y artista eminente, cuyo nombre será imperecedero para el arte y cuya memoria será respetada por los artistas músicos y amantes de la música sagrada que conozcan su obra”.
JCM
Centro de Estudios Chivanos (CECH)