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Fray Bernardino de Chiva

¿Sabías que el museo de la Orden franciscana del Monasterio del Santo Espíritu del Monte de Gilet, está dedicado a un chivano?

     Entre los trabajos de difusión histórica de Luis Pérez Díaz, antiguo Cronista de la Villa, encontramos un extenso artículo presentado en la Asamblea Comarcal de Cronistas Oficiales del Camp de Morvedre, celebrada en Benifairó de les Valls (Valencia), el 12 de diciembre de 1992. Éste lleva por título «Un franciscano de Chiva en el Camp de Morvedre» y se centra en la biografía del Rvdo. P. Bernardino Cervera Morató O.F.M., que pasó los últimos cuarenta años de su vida en el Real Convento de Santo Espíritu del Monte, en Gilet.

     Este fraile, que nació, en 1889, en la calle de Valencia (actual Dr. Nácher), fue el segundo de los hijos diez hijos de Francisco Cervera Alarcón y Cirila Morató Ballester (de Buñol) y fue bautizado con el nombre de José María Francisco, aunque tomó el nombre de Bernardino al efectuar la profesión simple, tras su Noviciado en Gilet, precisamente (en honor del importante santo de su Orden, nacido en Siena). Había comenzado sus estudios en el Seminario franciscano de Benisa, en 1902 y, ya la profesión solemne, la hará en el Convento del Sagrado Corazón de Jesús en Onteniente, el 8 de septiembre de 1908. Es en este pueblo, donde desarrollará su larga vida como religioso, además del citado anteriormente de Gilet.Al parecer fue decisivo en su vocación, la educación religiosa recibida, y el hecho de enmarcarse en la tradición franciscana de su pueblo (más de dos siglos albergando el Convento de San Luis de Tolosa, Ob.) y de su familia (su tío materno era fraile de esta Orden, como también lo será uno de sus hermanos pequeños: Darío Pedro). Además, Bernardino, alternó, durante años, sus estudios de Filosofía, Humanidades y Teología, con los de Bellas artes, como complemento y por vocación; dedicándose, a la vez y de igual forma, a la educación religiosa y social y a la artística.

     En la misma línea, como destaca Pérez Díaz, parece que se interesó por la arqueología y la numismática y su labor fue decisiva en la puesta en marcha y desarrollo del Museo de Antigüedades del Colegio de la Concepción de Onteniente, en los 33 años que estuvo allí.Así mismo, trazó los planos y llevó la dirección de las obras, que comenzaron en 1925, del claustro del Convento, «de líneas renacentista, delicadas y elegantes». Igualmente, se encargó de la decoración de la iglesia y de la construcción de la aguja gótica del campanario de nueve metros de altura. También levantó una magnífica estancia para la Biblioteca, con dos pisos y capacidad para 15.000 volúmenes.Tras la guerra civil, el P. Cervera intervino en las importantes reformas del Colegio: capilla de comunión, altares, vía crucis, sagrario de bronce, ermita de la Virgen del Huerto, etc. Además reorganizó la colección del Museo de Antigüedades. Por otra parte, siguió con las actividades educativas y didácticas, y ejerció el apostolado, siendo nombrado Director de la Venerable Orden Tercera Franciscana de Onteniente. Ya en el año 1947 también fue designado Guardián Superior de la Casa Noviciado de la Provincia de Valencia, en la Casa Madre del Santo Espíritu del Monte. Allí, entre otras cosas, escribió una «Guía práctica del Novicio y Postulante», en 1956, ejerciendo otros cargos como el de Guardián o Vicario en diferentes etapas.

Pero volviendo a su labor en el campo del arte, en la que queremos centrarnos, hay que reseñar su trabajo en la puesta en marcha del museo del Real Monasterio. Un espacio muy visitado, con obras de artistas como Joanes, Ribalta, Espinosa, López, Benlliure o el mismo José Vergara, entre otros. Además, también contiene una gran colección de numismática o arqueología, por lo que Bernardino, como director, tuvo que publicar la «Guía Turística de Santo Espíritu del Monte», en 1966. Según desvela Pérez Díaz, a partir de 1972, cuando cesa de todo cargo con responsabilidades, se centró en incrementar los fondos de este espacio museístico (a día de hoy más limitado), que lleva su nombre (se le dedicó, en reconocimiento a su labor, siendo Provincial el P. Benjamín Agulló). Eso hasta su muerte en 1987, ya con 97 años, siendo el decano de la Provincia Seráfica de Valencia. Por otra parte, al margen de los apuntes de Luis Pérez, en la web del propio monasterio, se subraya la labor del fraile chivano en su importantísima biblioteca, que es, desde 2012, única sede de la Biblioteca de la Provincia franciscana de Valencia, Aragón y Baleares (de la Inmaculada Concepción). Ésta contiene, actualmente, alrededor de unas 80.000 obras de toda esta demarcación y destaca por el gran número de incunables. Muchos de estos antiguos libros provienen del Colegio de la Concepción de Ontinyent y fueron recogidos, precisamente, en 1943, por el P. Bernardino (Director del Museo), de la casa donde residía del P. Fullana, en Valencia, quién los había llevado allí, para protegerlos, durante la Guerra Civil.

     En este gran espacio cultural de Gilet, pues, podemos hallar, la huella de este hombre ilusionado e inquieto como subraya Fr. José Luis Coll, OFM, en la publicación «Acción Antoniana» (nº 57), que «compaginó la alegría con la pobreza, el sentido del humor con el amor a la vida y a la fraternidad. Hombre sensible a la belleza y al arte, pero sobre todo su apreciada vida de intimidad con Dios».

Fecha de publicación: 28/10/2020

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