En otros artículos, de los que editamos los fines de semana, hemos visto lugares singulares amenazados por los diferentes proyectos de parques fotovoltaicos, ya presentados, como el de Briguela o que se podrían presentar, dado que parece que están habiendo movimientos en este sentido: Ferrajón, Urrea o Marjana.
En esta ocasión queremos hablar de otro espacio de gran valor medioambiental y cultural, que está muy cerca de la población, pero que, al parecer, tampoco goza de ninguna protección: La Canaleja. Es un suelo catalogado como «no urbanizable» y barato, con lo que también podría estar amenazado, en un futuro próximo, por propuestas asociadas al gran boom especulativo de las renovables o por otras similares que puedan atentar contra nuestro entorno.
Éste es un lugar único por diferentes motivos, el primero de los cuales sería el hecho de que por él discurre el barranco del mismo nombre, que viene de la zona de la Cañaica Perales y el Alto Roig y sigue por el Riuet hacia el término de Cheste.
En este espacio vemos una espectacular vegetación de ribera que forma una cenefa característica que va recorriendo el curso del acuífero. Este corredor biológico presenta una gran diversidad de flora y fauna, desempeñando un importante papel en el ecosistema como refugio de animales y plantas, fuente de alimento, filtro de contaminantes del agua, estabilizador de los márgenes del acuífero y amortiguador del efecto de las riadas; también es un buen regulador del grado de insolación del barranco y de la temperatura del agua.
Igualmente, encontramos una fuente, la de la Virgen y algunos metros más abajo, una antigua presa. Además, también parece que había (como se desprende de algunos documentos antiguos y de las fuentes orales) la presencia de un pantano (ligado a esa infraestructura hídrica), para riego; como otros que existían en el término (unos doce, según comenta Marcial Martínez en la publicación Atame, nº 2010), que parece que fue construido, por la Masía de San Miguel.
En cuanto a la bonita fuente a la que hemos aludido, hay que reseñar que está construida junto al camino que se dirige hacia el Guarrach. Es de ladrillo rojo, con un frontal rematado en arco y resaltes que enmarcan un panel de azulejos con la imagen de la «Morenica»; y bajo ella, una poceta recoge el agua del surtidor y dos bancos laterales de ladrillo. Este acogedor rincón, está continuamente inundado, desde que se aumentó el espesor del camino anexo que corta el barranco.
Grandes árboles dan sombra a todo este espacio que ha sido un lugar, también, de gran valor simbólico, ya que ha sido visitado por los chivanos en sus ratos de ocio y, tradicionalmente, el primer día de Pascua, para «pasturar la mona». Eso, cuando se aprovechaba estos días para salir a disfrutar del monte, en la recién estrenada primavera; ya que, ahora, gran parte de las cuadrillas, no salen del límite del casco urbano.
Toquemos madera, porque ninguna empresa fije sus objetivos en esta zona «golosa», cercana a la carretera de Godelleta y al sureste del pueblo, porque, como hemos visto, se arrasaría, con un espacio de gran valor ecológico y cultural; con un canal, un sencillo cauce, de vida y recuerdos.
Fecha de publicación: 09/05/2021