Aprovechando las celebraciones del nueve de octubre, Día de la Comunidad Valenciana, que conmemoran la toma de la ciudad de Valencia, en 1238, por Jaime I «el Conquistador», queremos destacar el papel de papel de los Entenza, futuros señores de Chiva, en este acontecimiento bélico.
Ya esta familia de Ribagorza, intervino en la conquista de Zaragoza en 1118, junto a Alfonso I «el Batallador», rey de Aragón y de Pamplona, al que también habían ayudado en otras expediciones a tierras valencianas, incluidas las nuestras.
En 1236 el Jaime, consigue, en las Cortes de Monzón, que la campaña de Valencia sea declarada Cruzada y el punto de reunión de las tropas será Teruel. Las tropas son escasas, pero llegan hasta el Puig donde se fortifican. Allí el monarca dejará en la posición de mando a su tío Bernardo Guillermo de Entenza, que había estado presente en el duro asedio a Burriana; él vuelve a Aragón y Cataluña para reclutar soldados. Bernardo, era hijo del Conde de Montpellier, Guillermo VIII, y, por tanto, hermanastro de María de Montpellier, madre del «Conquistador». Al casarse con Jussiana de Entenza, adoptó el apellido de la familia de ésta. Además, podemos añadir que era muy apreciado por su sobrino que, tres años antes, le había concedido el Señorío de Castellnovo.
El rey Zayyan atacó el Puig en agosto de 1237 y en la batalla, que se decantó a favor del bando aragonés, murió Bernardo y, según cita en los Anales del Reyno de Valencia el historiador Francisco Diago, para gobernar esta posición, Jaime nombró al cuñado de su tío: Berenguer de Entenza. También nombró caballero, al hijo de Bernardo, del mismo nombre y unos diez años de edad, que acompañaría a su tío Berenguer en la rendición de Valencia un año más tarde.
Su activa colaboración en la conquista de la ciudad del Turia, unida a la gran lealtad que demostró a Jaime I en los momentos más difíciles de esta gran empresa, propiciaron que el rey, tras la capitulación de Valencia en 1237, cuando todos los castillo y villas situados al norte del Júcar pasaron a sus manos, le otorgara, como recompensa a sus servicios y, entre otras posesiones, la villa y el castillo de Chiva (como consta en el Llibre del Repartiment). Igualmente, a su hermano Gombaldo de Entenza le donó la alquería de Turís. Así mismo, se registran otras concesiones, algunos años más tarde, a diferentes miembros de esta familia en otros lugares del nuevo territorio conquistado.
Por cierto, como hemos visto en otros artículos, a la muerte de Berenguer de Entenza, hacia 1249, su viuda, Guillelma de Lucía y su heredero Berenguer de Entenza II, vendieron el señorío al propio rey Jaime I, quien, a su vez, vendió la mitad a Pedro Martínez d’Agon. Dos meses después el monarca traspasó la otra mitad a Don Pedro Cillis, a cambio de cuatro mil morabatines alfonsinos. Pero, ya en 1280 el Señorío de Chiva pasará a manos, de nuevo, de los Reyes de Aragón y unos años más tarde volverá a las manos de los Entenza, aunque no de los descendientes de Berenguer, sino de otra rama familiar. Curiosamente, fue comprado por los sucesores de Bernardo Guillermo de Montpellier y Entenza, el mencionado tío de Jaime I; en concreto por su hijo, Bernardo Guillermo II de Entenza. Sí, el mismo que de niño asistió, junto a su tío, nuestro Berenguer, a la firma de la capitulación de Valencia; ese acontecimiento que nunca fue olvidado y se empezó a festejar a partir del primer centenario (1338), continuando hasta la actualidad.
Así pues, siguiendo esa vieja tradición que celebra el nueve de octubre, esperamos que San Dionisio les traiga dulces afectos envueltos en un pañuelo de seda; como esos frutos que, según se cuenta, las gentes regalaron a los conquistadores cuando entraron a la ciudad del dragón; que Jaime regaló a Violante en señal de amor.
JCM
Fecha de publicación: 09/10/2022