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¿Sabías que el retrato del chivano Hugo de Moncada, figura en una magna obra, publicada en 1791, donde se recogen los españoles más ilustres de la historia? (II)

  En una primera parte de este artículo de nuestro blog dimos algunos datos de Hugo de Moncada (Chiva, 1476-Capo d’Orso, 1528) el cuarto hijo de Pedro de Moncada, señor de Aytona, y de Beatriz de Cardona, hija de Hugo de Cardona. Vimos su vida al servicio de las armas, desde muy joven, desde que sus padres le enviaron, junto con sus hermanos, a servir en la corte del rey Fernando el Católico, hasta que se convierte en capitán general de la Mar y virrey; en «la más eminente figura que registra la Historia de Valencia», según el propio Vicente Blasco Ibáñez.

Ahora queremos centrarnos en la estampa que aparece en la publicación Retratos de Españoles ilustres con un epítome de sus vidas (1791-1819), que mencionamos, editada por la Imprenta Real y Real Calcografía, siendo su regente Lázaro Gayguer. De hecho, esta magna obra, sería la principal razón para la creación de la Real Calcografía y, por tanto, el primer encargo de importancia para esta institución cuyo objetivo principal fue dar a conocer, fundamentalmente en el extranjero: «los grandes hombres que en todo tiempo han precedido, y contribuir también a dar fomento a los grabadores por los retratos que se les encargan, perfeccionándose cada día más esta noble Arte».

Así, la obra contendrá 114 retratos, entre los que se encuentra el de Hugo, en cuadernos de 6 estampas cada uno, desde 1791 hasta 1819 (a finales del siglo XIX, entre 1882 y 1889, se hizo un intento de continuar la publicación, aunque solo aparecieron 6 retratos más). Cada uno de los retratos iba acompañado de una hoja impresa con un epítome de la biografía del personaje. El del Moncada será realizado en 1795, por el destacado pintor segorbino José Camarón Bonanat (1731-1803), uno de los artistas valencianos más destacados e influyentes del XVIII, y estampado por el prestigioso grabador Ferando Selma (1752-1810).

Este grabado formó parte del noveno cuaderno (1796). Además, al buril de Selma, también se deben los retratos de Miguel de Cervantes Saavedra, Diego de Saavedra y Fajardo, Alonso de Ercilla, Juan de Rivera, Félix Lope de Vega, Francisco Ximénez de Cisneros o Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana; también el dibujo de Pedro Rodríguez Campomanes, esta vez grabado por Esteban Boix, ya en 1819. Por otra parte otras estampas se realizarán en base a obras de artistas relevantes, como Leonardo da Vinci, Tiziano, Antonio Carnicero, José Maea, Sánchez Coello o Anton Van Dyck, entre otros, además del mencionado José Camarón.

Como se reseña en la web del Museo Nacional del Prado «de todas las empresas acometidas por la Real Calcografía la más importante fue la publicación de la serie Retratos de los españoles ilustres, proyectada por la Secretaría de Estado en 1788, bajo los auspicios de Floridablanca, y continuada por Aranda y Godoy».

A Manuel Salvador Carmona, director de grabado de la Real Academia de San Fernando, se le pidió un informe en el que constaran los grabadores que podrían hacerse cargo de tan magna obra. Carmona propuso a los de «más mérito»: Fernando Selma, Francisco Muntaner, Joaquín Ballester y Juan Moreno Tejada, si bien este último no podía encargarse de nada hasta que terminara las láminas del Tratado de artillería, de Tomás de Morla. También propuso a Mariano Brandi y a Joaquín Pro, cada uno de los cuales podría hacer, bajo su dirección, hasta cuatro retratos al año. Se decidió pagar 440 reales por cada dibujo y 3.000 por lámina y, hasta el año 1819 fueron grabados un total de 114 retratos, a los que se añadieron seis más en un intento de continuar la colección entre 1882 y 1889.

La serie fue publicada periódicamente formando cuadernos que comprendían seis retratos, acompañando a cada uno una hoja impresa con el epítome de la biografía del personaje. Y, desde el primer momento, el gobierno ejercerá un control directo sobre esta magna obra que, por supuesto, será utilizada con fines políticos. De ahí que Floridablanca, en un informe de 19 de agosto de 1788, conservado en el Archivo Histórico Nacional (AHN), señale: «En los dibujados hay pocos Héroes militares, y yo quisiera más, y publicar tanto número como de los literatos y políticos pues necesitamos inflamar el pundonor militar». Un deseo, por cierto, que no se cumplió.

El análisis de los personajes elegidos para esta serie proporciona, sin duda, una acertada visión de la mentalidad de la época y de las intenciones que animaron a sus promotores. También, dada la dimensión propagandística del proyecto, fue muy cuidada y rigurosa la redacción de los epítomes biográficos. La mayoría fueron redactados por Antonio de Capmany, en una primera etapa, y por el conde de Castañeda de los Lamos, después. Pero también hay constancia de otros autores como Manuel José Quintana, Juan Antonio Enríquez o Juan Ramírez Alamanzón. En el caso del militar chivano figurará al pie de la estampa la siguiente descripción: «D. HUGO DE MONCADA: Valenciano: Gral. célebre en las guerras de Italia por su intrepidez y actividad. Fue Virrey de Sicilia y de Nápoles. Nació en 1478. y murió en una batalla naval en 1528.».

Pese a ser el cuarto hijo de Pedro Ramón de Moncada y Vilaragut (X Señor de Aytona), pues, éste fue el que más relevancia alcanzó, incluso más que su hermano mayor Juan (XI Señor de Aytona y Gran Senescal de los Reinos de Aragón). Incluso, a través de estos grabados, será más conocido, incluso, que otros Moncada posteriores que ocuparon cargos de mayor notabilidad en la Corte, como, por ejemplo, Francisco (III marqués de Aytona), militar (Senescal de Cataluña), diplomático (miembro del Consejo de Estado, embajador en Alemania, gobernador del Ducado de Milán o de los Paises Bajos, …), e ilustre historiador, del Siglo de Oro.


Este caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén por la lengua de Castilla que murió en combate en el golfo de Salerno, sobresalió como soldado de fortuna, a las órdenes de los Reyes católicos, Carlos VIII de Francia, el duque de Valentinois, Francesco Maria della Rovere, Clemente VII o César Borgia; y combatió en Sicilia, Nápoles, Roma, Argel, Tournai o diferentes plazas francesas, junto a adalides como García Paredes, Juan de Cardona, Enrique de Nassau, Yves II d’Alègre o Gonzalo Fernández de Córdoba; o contra otros como Andrea Doria, los Colonna o los piratas Berberiscos. Pero, sin duda, será vital en el recuerdo de Hugo esta estampa heroica de Camarón, grabada por Selma, que reprodujimos en la primera parte de este artículo, porque una imagen, como sabía Floridablanca, «vale más que mil palabras».

JCM

Fecha de publicación: 21/09/2021

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