Hace unos meses hablamos en esta sección sobre las crisis sanitarias que han azotado nuestro territorio desde el siglo XVII, reseñando las «concomitancias» con la situación actual. Señalamos, entre otras, las oleadas de peste del siglo XIV, o la que causó estragos en el litoral valenciano, entre 1625-52, centrándonos en sus consecuencias en nuestra población. También comentamos las epidemias de cólera de los años 1854, 1884 y 1885, ya en el siglo XIX; o la mortal pandemia de gripe de 1918-19,injustamente conocida como «gripe española», que afectó a un tercio de la humanidad y mató a cien millones de personas, en varias oleadas.
Pero en esta ocasión, vamos a centrarnos en una pandemia, que no citamos en esa ocasión, y que ocurrió ciento cincuenta años después del inicio de la actual del coronavirus: la «fiebre amarilla». Así, el veintiuno de octubre de 1870, periódicos de la capital como El Imparcial, La Correspondencia universal o La Esperanza, anuncian que, en vista del mal estado salubre de Valencia, se ha ordenado el traslado a Chiva, por precaución sanitaria, de la mayor parte de los cuerpos de la guarnición militar de Valencia. Incluso el periódico La Época, también de Madrid, se queja de que al frente de estas tropas haya salido el Capitán General, dejando encargado del estado mayor (un batallón de infantería y un escuadrón de caballería) al segundo cabo, en lugar de permanecer él en la ciudad. Además, el mismo medio, señala que son contadísimos los casos de enfermedades sospechosas y que en las últimas veinticuatro horas, no había ocurrido ningún caso. Al mismo tiempo anuncia que para evitar el contagio, se había mandado evacuar el barrio de Pescadores.
Ya el día 29 del mismo mes, los diarios La Correspondencia de España y El Imparcial, informan sobre la resolución de nuestro ayuntamiento de disponer un acordonamiento riguroso de la población, como medida sanitaria. Pero, aunque Chiva contaba con guarnición en el Castillo, parece que parte de las tropas también se distribuyeron en los pueblos vecinos de Buñol y Cheste, o así aparece en el artículo de 17 de noviembre, de La Correspondencia universal, cuando anuncia la vuelta de las tropas a Valencia. Tras este episodio, se levantará el cordón sanitario de nuestra villa, como destaca El Imparcial, el 31 de noviembre.
Por otra parte, el mismo medio, en el mes de mayo siguiente publicará: «Se ha aprobado de Real Orden el presupuesto adicional de 570 pesetas, gasto hecho para el desarme y conducción a Valencia del barracón construido en Chiva y dejar en el estado en que estaban las casas habilitadas para hospital, durante la invasión de la fiebre amarilla, en aquel punto, el año próximo pasado». Algo que parece indicar que nuestro pueblo, debido al trasiego de tropas y gentes, también sufrió los efectos de esta enfermedad infecciosa, que transmitía un mosquito y que normalmente, se introducía en ciudades portuarias, donde llegaban comerciantes y mercancías provenientes de zonas tropicales, donde este mal era endémico.
De hecho, parece que España y Portugal fueron la puerta de entrada de la «fiebre amarilla» o «vómito prieto» en Europa, desde 1700. Así, sobre todo el siglo XIX será prodigo en epidemias: Brest, Cádiz (1802, extendiéndose a Córdoba, Granada, Valencia y Cataluña), Livorno, Dublín, Oporto, Swansea o Southampton. Además, la península ibérica sería el principal reducto europeo de fiebre amarilla. En concreto, la epidemia de Barcelona de 1821, tuvo una fuerte repercusión mediática por los estragos que produjo y el miedo a que se extendiera de nuevo por Europa. También la tuvo la de 1870 en la misma ciudad, que se propagó hacia el sur, como estamos viendo, llegando hasta Alicante.
Pero volviendo a nuestro pueblo, hay que señalar que, de la misma forma, sufrió, dos años más tarde, el ataque de las que en esta ocasión se llaman «fiebres tifoideas». Periódicos como El imparcial o La Discusión (mayo de 1872), destacarán que las calenturas atacaron, principalmente, a la gente joven y que tuvieron tanta incidencia, que hubo casas en las que fueron hasta cinco, el número de afectados.
Recordamos ahora, estos episodios críticos, en un momento esperanzador en el que vemos más cerca la salida a la última de esas calamidades que, periódicamente, nos amenazan. Ánimo y salud para todos.
JCM
Centro de Estudios Chivanos
* La imagen que acompaña el artículo corresponde a las fumigaciones realizadas en Leganés contra la enfermedad en las dependencias de las tropas españolas retornadas de Cuba (siglo xix)
Fecha de publicación: 03/03/2021