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¿Sabías que en 1877 se produjeron, en Chiva, asesinatos que conmocionaron el país?

Si en la actualidad podemos ver encarnizadas trifulcas políticas que nos parecen incluso «violentas», nada tiene que ver con las que ha vivido la sociedad española y, en concreto nuestro pueblo, en otras épocas; por ejemplo, durante el gobierno de Cánovas (1877-1879), en los años de la Restauración borbónica.

    

Ya 1877 comenzó con la remodelación del gobierno y una crisis política en las relaciones entre el propio Cánovas y Sagasta, líderes de los partidos dinásticos Liberal-Conservador y Liberal-Fusionista en el proyecto de consolidar el sistema turnista. Además, en mayo del mismo año, habrá un intento de sublevación republicana y una segunda crisis de gobierno, en la segunda mitad del año.

En este tiempo convulso, pues, hay que destacar un dramático episodio que ocurrió en nuestra población y del que se hicieron eco algunos de los principales periódicos de la nación; un suceso que, aún hoy, nos conmociona. Así, pues, en octubre fue tiroteado, al salir del Casino, el notario y secretario del juzgado de primera instancia de Chiva: Rafael Esteban; además, también era miembro del partido Democrático.

Tras el suceso, se procedió a la detención de algunas personas, entre ellas a Rafael García, apodado: «Pota», exalcalde de la población, que, a los pocos días, fue puesto en libertad. Pero, como cuenta algunos periódicos de tirada nacional: «Tal indignación ha producido en Chiva el asesinato del jefe del partido democrático de aquella villa, señor Esteban, que se ha formado una comisión para auxiliar al juez de primera instancia en el descubrimiento del o los asesinos» ( El Imparcial (Madrid. 1867) o El Globo (Madrid. 1875).

En otro de los periódicos, La Iberia (Madrid. 1868), de ocho de noviembre, comentan como el Diario de Valencia «se lamenta, y con razón, del estado de aquel país, donde los crímenes se suceden sin interrupción». De hecho, por ejemplo, el mismo día del suceso de Chiva, era muerto, también a tiros, José Piquer el juez municipal de Azuébar (Castellón); y, unos días antes, en octubre, había sido asesinado el alcalde de Millares, Javier Pérez (precisamente, sus seis asesinos serían capturados a finales del siguiente mes y puestos a disposición del juzgado de Chiva).

Pero no acaba aquí la cuestión, un nuevo crimen, «con sabor a venganza», enlutó nuestro pueblo, como dejó constancia la prensa de la época. El viernes, 2 de noviembre, es tiroteado el mencionado Rafael García. «Pota» se encontraba en casa de su hermano, que da frente a la huerta y le fueron disparados, «premeditada y alevosamente», varios balazos que le atravesaron el muslo, hiriéndolo de gravedad. Parece que antes de espirar, pudo decir al juez los nombres de los asesinos, aunque no sabemos si fueron detenidos (a este respecto, tendremos que seguir investigando y os invitamos a que nos transmitáis informaciones sobre el tema si las conocéis para publicarlas, si procede, en esta y otras plataformas).

Para complementar esta crónica, hay que reseñar que, en esta época, el juez de Chiva es Francisco Escutia, que había sustituido, en abril, a Estanislao Giner, el cual había sido nombrado, tras aprobar las oposiciones, secretario de Sala de la Audiencia de Valencia. Esto ocurre en agosto, justo cuando ingresa en la cárcel de distrito de Chiva el célebre forajido Vicente Estruc, conocido como «el Tío Juan», acusado de varios crímenes y del que hablaremos en un próximo artículo. Precisamente, a final de año, los diarios se harán eco de problemas de competencia entre este juez de primera instancia de Chiva y el gobernador de Valencia.

Por otra parte, en noviembre, encontramos, de nuevo en El Imparcial, otra noticia relacionada con nuestro pueblo y que tiene que también tiene que ver con la seguridad: los gastos de las obras de fortificación del castillo, donde se encuentra la cárcel de nuestro distrito, que ascienden a 23.018 pesetas.

En fin, sucesos turbulentos en una población que son reflejo dramático de un conflicto social y político que incluso llevó a la muerte al propio Cánovas, que también fue asesinado, en 1897, por un anarquista italiano, en el balneario guipuzcoano de Santa Águeda. Una página sangrienta de nuestro pasado, de la que no teníamos constancia y que nos invita a reflexionar, a la vez que nos sigue conmoviendo.

*Nota: La ilustración que acompaña el artículo es la recreación del asesinato de Cánovas en un libro de 1902.

     

Fecha de publicación: 03/02/2021

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