El apellido Corachán es muy común en nuestro pueblo desde el siglo XVII, como vemos en la propia carta puebla de 1610 y como atestiguan numerosos documentos. En esta ocasión queremos hacer referencia a uno de estos escritos que encontramos dentro de un protocolo notarial de J. A. Catalá, de 1781.
Se trata de una escritura pública de poder que Bartholome Corachán, Maestro Cirujano, que en ese momento reside en Villargordo, en el reino de Castilla, otorga a Joseph Cervera de Ventura, labrador y vecino de la villa de Chiva, para que lo represente en la venta de media casa que posee en nuestra población.
La vivienda sita en la calle de los Huertos, parece que es herencia de Antonio Corachán, su precio de venta es de ciento setenta y dos libras de moneda corriente, y se pretende vender a Francisco La Huerta de Carlos, igualmente vecino de la misma población. Firman como testigos otros dos vecinos, también agricultores, Josef Andrés de Vicente y Juan Murciano Andrés.
Deducimos, y ahí el hecho de reseñar este legajo, que este barbero local, desplazado a Villargordo, hoy apellidada «del Cabriel» y adscrita a Valencia, podría ser un ancestro de nuestro insigne médico, el Dr. Corachán. En primer lugar, por el apellido, claro está, pero también porque ejercía el mismo oficio que el padre de nuestro cirujano, una profesión, que, como la mayoría, solía pasar de padres a hijos.
Una actividad que, además, tenía ciertas analogías con la medicina ya que, desde antiguo, el barbero sangrador practicaba ciertas cirugías. De hecho, el debido a sus bajos honorarios y a la dificultad de contratar a uno de los escasos médicos titulados, era, muchas veces, el único «sanitario» al que tuvo acceso la mayoría de la población durante siglos Esta figura médica ampliamente extendida hasta el siglo XVIII, y presente incluso hasta principios del XX, fue la única a la que podía recurrir la mayoría de los ciudadanos para sacarse una muela, hacerse sangrías, recomponerse un hueso roto o realizarse una disección o incisión, además, por supuesto, de cortarse el pelo y afeitarse. Unas terapias rudimentarias que siguieron practicando hasta el desarrollo de la cirugía en las universidades y la extensión de su práctica profesional.
Por otra parte, ya mencionamos, en otros artículos publicados en el blog del Centro de Interpretación del Torico (CIT), otra rama o saga de «Corachanes», dedicados tradicionalmente, desde el siglo XIX, a otra actividad artesanal muy saludable: la panadería y pastelería; familia, por cierto, que antes localizamos trabajando en uno de los molinos de nuestra población, en una tarea asociada a la harina.
Aunque debido a la destrucción de los archivos parroquiales y municipales en diferentes episodios, no podemos asegurarlo con certeza, deducimos, pues, que Bartholome podría ser un ancestro del Dr. Manuel Corachán García (1881-1942), participando de una saga que culmina nuestro hijo predilecto y sus descendientes con la dedicación absoluta a la salud y el progreso de la humanidad.
JCM
Fecha de publicación: 21/07/2021