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¿Sabías que José Latorre, fue un actor chivano de fama internacional?

     No cabe duda de que Chiva es tierra de artistas de todos los campos creativos; también en el de la interpretación. Aunque podemos citar ejemplos antiguos o recientes, como el director Sento Blay o actores como Inés Ruiz o Rafa Alarcón, entre otros, en esta ocasión queremos centrarnos en una de las principales figuras del teatro español del pasado siglo: José Latorre Almerich (1890-1968).

Un artista que, además unas trescientas obras de teatro, muchas de ellas como primer actor, interpretó diferentes películas, como secundario, de la mano de algunos de los mejores directores de la época.

Aunque de padres chivanos, José, nació en el Barrio del Carmen de Valencia, donde su padre José Latorre García, trabajaba de carpintero. Oficio, por cierto, que ejercía su familia en Chiva, también en esa época y que seguiría hasta la actualidad; entre ellos podemos destacar, como nos comenta Juan Morea (de quién era tío), el padre del que fue presidente de la Diputación: Lorenzo Latorre Blay. Aquí volverá en 1957, junto a su esposa, la también actriz Margaría Díaz Gambarella, residiendo en la Calle Cervantes, hasta sus últimos días y descansando, ambos, en nuestro cementerio municipal, aunque en diferentes nichos. Pues Margarita que murió antes, está enterrada junto a su suegra Ángela Almerich, mientras que José está enterrado en otro hueco, sin lápida, solo con su nombre. Por cierto esta malagueña, recordada en Chiva por su simpatía y afabilidad, también se dedicó al teatro. Procedía de una notable familia de artistas; su madre era una acreditada soprano italiana, Amina Gambardella y sus tres hermanos eran artistas teatrales: Emilio como actor y Margarita y Mercedes como cantantes líricas; mientras que el hermano menor, Rafael, también fue un reconocido tenor. Todos ellos se formaron en la Academia de Declamación de Málaga, uno de cuyos impulsores fue el reputadísimo abogado, político (presidente de la Diputación y Gobernador civil), periodista, crítico literario, dramaturgo, novelista y cronista Narciso Díaz de Escovar, con quién pudieron estar emparentados.

Morea acompañaba a su tío José al cine Astoria y le recuerda como un hombre de buen porte, sabio, humilde y serio; y en 1964, Fabián Tarín le entrevistó para la revista Castillo (nº 28), destacando la sencillez de este personaje tan popular en su época, que facilitó su labor periodística pese a sus primeros temores. El periodista nos recuerda a ese hombre «de enorme mundología, al que le han hecho decenas de entrevistas; ha tratado a críticos notables y convivido con autores del renombre de nuestro noble Jacinto Benavente, actuando siempre de primera figura junto con actrices como Irene López de Heredia». Entonces desvela como su padre, gran aficionado que ya hacía «bolos», le inció en el teatro, y como empezó en una compañía amateur con otros chicos hasta que lo contrató, con veinte años, la compañía Palma-Reig como galán.

De ahí pasó a trabajar con Francisco Morano, el mejor actor de la época (año 1911) y el más admirado por nuestro artista. Posteriormente, fichó por la Compañía del Teatro Dorado de Barcelona, como primera figura y un gran sueldo (treinta pesetas diarias). También cita otras compañías como la de José Tamayo (figura clave del teatro español) o la de María Fernanda Ladrón de Guevara (actriz cuya tradición artística se ha perpetuado a través de sus hijos Amparo Rivelles y Carlos Larrañaga, y de sus nietos Amparo Larrañaga y Luis Merlo), con las que viajó por diferentes países europeos y sudamericanos; y otros teatros como el de María Guerrero o el Fuencarral en Madrid; así como otros artistas con los que trabajó como las mencionadas Irene López de Heredia, Ladrón de Guevara, Ernesto Vilches, Mercedes Prendes, etc.

Además, entre los cientos de obras que interpretó, podríamos citar Los intereses creadosLa vida es sueñoCrispínCobardíasEl séptimo cieloCurrito de la CruzJuan José o El proceso del arzobispo Carranza.

Por otra parte, y debido, según él a motivos económicos, participó en diferentes películas, siendo pionero en este género en nuestro país. Podemos citar la primera, en 1917, aún muda, Juan José, un drama lírico de Joaquín Dicenta que fue llevado al cine por Ricardo de Baños y que interpretó junto a Francisco Aguiló, Julia Delgado Caro o Ramón Quadreny; o La Dolores (1924), dirigida por: Maximiliano Thous en la que trabaja junto a Ana Giner, Leopoldo Pitarch o José Baviera. También, en 1925, participa en Nit d’albaes (desaparecida), de nuevo, con los mismos protagonistas y director; y, otra vez, producido en Valencia en 1925 por la compañía, creada por él mismo, Producciones Artísticas Cinematográficas Españolas (PACE), en colaboración con Ebro Films y Carlos Stela.

Ya en 1942, intervendrá en el papel de Ministro en la película Goyescas, dirigida por Benito Perojo y protagonizada por Imperio Argentina, Rafael Rivelles, Manolo Morán o Armando Calvo. La película es una adaptación de la ópera del mism nombre, de Enrique Granados, que recibió el premio en el Festival de Cine de Venecia en el año de su estreno. Y el siguiente año participará en la comedia Antes de entrar, dejen salir, con los compañeros Pedro Calderón y Alfredo Herrero, entre otros, a las órdenes del director Julio de Fleischner.

En 1948 podemos mencionar dos cintas importantes; por un lado El marqués de Salamanca, junto a Alfredo Mayo o Conchita Montes. Una película dirigida por Edgar Neville que recibió el encargo de la Comisión Organizadora del I Centenario del Ferrocarril. Por otro lado Botón de ancla, dirigida por Ramón Torrado e interpretada en su papeles principales por: Fernando Fernán Gómez, Antonio Casal, Jorge Mistral, Isabel de Pomés, María Isbert o Encarna Paso. Latorre dará vida al personaje del almirante.

Podemos concluir con un film emblemático: Sierra maldita (1954), donde interpreta a un cura. Un drama rural que obtuvo la Concha de Oro en el I Festival de San Sebastián y el premio a la mejor película en la Décima edición de las Medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos (lo que hoy serían los Goya), entre otras. Fue dirigida por Antonio del Amo y contaba con un reparto importante, en el figuraban actores como Rubén Rojo, Lina Rosales, José Guardiola, José Sepúlveda o Manuel Zarzo.

Unos años más tarde, en 1957, tras la riada de Valencia, donde residía, José volvió a su vivienda familiar en Chiva y aquí murió muy solo, como se lamentaba en la entrevista de Fabián. Sabemos que lo cuidaban sus familiares y que lo visitaban amigos, algunos muy conocidos como el actor hispano-argentino José Bódalo. Sin embargo es lamentable que ni siquiera fuera enterrado con su querida esposa a la que tanto echaba de menos, que ni siquiera tenga una lápida en el cementerio, que ni siquiera su pueblo, con tanta tradición interpretativa, le haya dedicado un homenaje, ni un título, ni una calle, … Por desgracia el dicho es cierto y aquí se cumple a raja tabla, «nadie es profeta en su pueblo»… El guion de la vida de Latorre, pese a sus dotes, tampoco tuvo un final perfecto. Desde el CECH, solicitamos un reconocimiento oficial que, aunque tardío, creemos es de justicia, pongamos en valor, de una vez por todas, lo nuestro.

*Fotografía: Latorre en la película Sierra maldita.

JCM

Fecha de publicación: 21/04/2021

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