Miramos hacia nuestro viejo castillo y vemos como, desgraciadamente y poco a poco, van quedando menos restos de lo que fue una poderosa fortificación que dominó un amplio territorio. En otros artículos hemos hablado de su posición estratégica, de sus diferentes restauraciones y usos (incluso como cárcel de Distrito) a lo largo del tiempo; pero en esta ocasión, queremos sugerir la posibilidad de que, incluso, fuera el lugar donde descansan los huesos del que fue el primer Señor de nuestra villa tras la conquista cristiana, allá por los años treinta del siglo XIII: Berenguer de Entenza. Un noble aragonés de amplias posesiones, que tuvo una gran fama en su tiempo y que, parece, eligió nuestro pueblo como morada eterna.
La conquista de Valencia, fue la oportunidad que Berenguer andaba buscando para convertirse en un caballero poderoso. Su activa colaboración en la conquista de la ciudad del Turia, unida a la gran lealtad que demostró a Jaime I en los momentos más difíciles de esta gran empresa, propiciaron que el rey, tras la capitulación de Valencia en 1237, cuando todos los castillo y villas situados al norte del Júcar pasaron a sus manos, le otorgara, como recompensa a sus servicios y entre otras posesiones, el señorío de Chiva.
Según el historiador Antonio Atienza, nuestro caballero decidió quedarse en nuestra Villa, al revés que gran parte de los caballeros aragoneses y catalanes que regresaron a sus posesiones más allá del Ebro o de Teruel y desde aquí participó en diferentes operaciones de saqueo y conquista en tierras controladas por musulmanes, estando presente en el renombrado episodio de los Corporales de Chiva, del que ya hablamos.
Pero nuestro noble, también preparó expediciones en ayuda de los musulmanes, en concreto de los de Játiva. Así en 1240, debido a su temporal enemistad con Jaime I, atacó con sus tropas de Chiva diferentes poblaciones como Torrente, Catarroja o Ribarroja, hasta una posterior «reconciliación», que le costó parte de sus bienes. A pesar de este hecho, sabemos que Berenguer mantuvo su señorío de Chiva y parece que incluso debió morir aquí hacia 1249, según han insinuado algunos autores.
Francisco Diago, señala que este noble, muy devoto de la Virgen María, igual que la mayoría de caballeros medievales aragoneses, fue quién instauró en su bastión, una capilla, presidida por una imagen, que podría ser el origen de la actual advocación de la Virgen del Castillo (Nostra Madona del Castell). Así, es muy probable, pues, que esa capilla sea el lugar donde pudiera haber sido enterrado este conocido caballero. Incluso podríamos insinuar un lugar dentro de ese recinto en el que podría situarse esa cripta, que pensamos podría ser factible, pero preferimos oír vuestras opiniones en nuestro facebook, si os parece…
Al parecer, no sólo Berenguer eligió nuestras tierras como residencia habitual para vivir, también aquí quedaron alguno de sus hermanos; como Gonzalo que se convirtió en señor de Turís. Sin embargo, su viuda y su heredero, Berenguer de Entenza II, vendieron el señorío, en el que se incluía el fortaleza, con los hombres y mujeres que allí habitaban, al propio rey don Jaime, en 1249, como también hemos visto en algún artículo anterior, no volviendo a recuperar esta posesión la misma dinastía, hasta finales de siglo.
Precisamente, fue en mayo de 1998, cuando el Ayuntamiento de Chiva encargó al gran escultor Perelló La Cruz la realización de una estatua de enorme tamaño del propio Berenguer de Entenza. De ese guerrero que, creemos, yace en el Castillo, muy cerca de la Morenica, la venerada virgen encontrada, negra. Al final, el encargo que el escultor que vivía en la Loma, al pie de la ermita, aceptó desinteresadamente, se retiró por parte del consistorio y no tenemos ese valioso recuerdo; sin embargo, las sugerentes ruinas de la fortaleza siguen evocando su presencia.
*Fotografía: Archivo Luis Fenech.
JCM
Fecha de publicación: 28/04/2022