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¿Sabías que se han cumplido 185 años de la II Batalla de Chiva?

Sin duda alguna nos encontramos ante el episodio bélico singular más importante de nuestra historia conocida, que se sitúa en el marco de la I Guerra Carlista (1833-1840); uno de los mayores de esta guerra civil.

A mediados de mayo de 1837, había salido el Infante y pretendiente al trono de España de las provincias denominadas del «Norte», con un ejército de escolta compuesto de dieciséis batallones de infantería y doce escuadrones de caballería. Lo aventurado de esta arriesgada misión carlista, indica la existía un pacto entre la Reina Regente María Cristina y su cuñado el Infante Carlos María Isidro para unir ambos linajes con una boda futura entre sus descendientes y de esta manera dar fin a una guerra fratricida feroz, de proporciones desconocidas entre españoles hasta ese momento y que marcarían este salvajismo todo el resto del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.

Acosada la regencia por el sector más radical de los liberales, finalmente el acuerdo no se cumpliría y el pretendiente, ya en las puertas de Madrid, junto a su ejército, regresaría, perseguido por todos los frentes, a la Corte Real Carlista en Estella (Navarra).

La II Batalla de Chiva, se encuadra en una serie de encuentros que va a librar el Ejército Expedicionario Real de D. Carlos, en ese afán por llegar a la capital de España, en contra de las tropas isabelinas encargadas de destruirlo.

Los éxitos del cruce del Ebro por los expedicionarios y la unión de las tropas carlistas del maestrazgo, unas tropas que estaban compuestas por voluntarios, aragoneses, tarraconenses, valencianos y murcianos en su mayoría, así como las anteriores batallas de Huesca y Barbastro favorables a las armas carlistas en mayo y junio respectivamente, fiaron los carlistas, que se dedicaron a deambular por la orografía del levante español haciendo alarde de su poder militar con agradecimiento a las muestras reconocimiento de muchas localidades, finalmente los carlistas llegarían a las puertas de Valencia el 10 de julio.

Intentando prevenir un posible ataque isabelino por su flanco, se retiraron y ocuparon Chiva entre los días 13 y el 14, ya abandonada por sus habitantes desde principios de 1836. Con esta maniobra, la expedición se aseguró la ventaja del terreno ante un posible ataque liberal, pero si exceptuamos esta disposición los carlistas cayeron en toda la falta de previsión y se tomaron decisiones muy poco razonables como la de desmontar las armas de algunos batallones para ser revistados, lo que finalmente se vislumbrarían como unos hechos fatales para su suerte en el campo de Batalla, junto con la alarmante falta de municiones.

El 15 de Julio de 1837 los isabelinos atacaron en tres columnas, sus fuerzas estaban compuesta por 16 Batallones de Infantería, una Compañía de Zapadores, 8 Escuadrones de Caballería y una Batería de artillería de piezas de a cuatro. Con los Brigadieres (Generales de Brigada) Borso, Nogueras, Amor e Iriarte todos ellos bajo el mando del Teniente General Marcelino Oraa, Jefe del Ejército del Centro.

Por su parte los carlistas sostenían una fuerza de no menos de 26 Batallones y cinco Compañías de infantería y 16 Escuadrones de Caballería, si bien, el estudio de estas tropas no es concluyente por los pocos datos que existen en la actualidad que hacen que no conozcamos con exactitud ni los nombres de los Batallones, ni si estaban en su totalidad completos o se encontraban en cuadro (sólo con sus oficiales)

Al frente de ellos, el Infante de España y hermano del Rey Fernando VII y como Estado Mayor: el Infante de Portugal D. Sebastián de Borbón, el Príncipe alemán Félix Lichnowsky, el Teniente General Moreno y los Mariscales de Campo (Generales de División) Villarreal, Sanz, Sopelana, Cuevillas y Cabrera, entre otros.

La batalla se desarrolló desde el amanecer hasta el atardecer, quedando victoriosos los isabelinos, cuando los últimos carlistas se retiraron por el camino de la Serretilla y fue imposible su persecución ante la falta de agua y lo abrupto del terreno.

La España liberal estalló de júbilo ante esta victoria y se declararon beneméritos de la patria tanto al General Oraa como a sus soldados. También se hizo inmediatamente una medalla conmemorativa para reconocer a todos los soldados isabelinos que habían luchado en Chiva. Posteriormente ya en 1842 y una vez acabada la guerra, se harían medallas de otras acciones de guerra menores, como la I Batalla de Chiva o la de Cheste, esta última daría mucho de qué hablar, entre muchas cosas, por dar como vencedor a un militar que en realidad era subalterno de otro, este sí, verdadero ganador de la batalla y que caería en el mayor de los ostracismos.

Pero tras este inciso y volviendo al tema que nos ocupa, por la parte que corresponde a los carlistas, la expedición obtendría su revancha en la localidad de Villar de los Navarros el 24 de agosto de 1837, donde otra vez destrozaron al ejército isabelino, infligiendo una severa derrota a las armas liberales que les impulsó para llegar a las puertas de Madrid el 12 de septiembre de ese mismo año.

David Mújica Miró

Fecha de publicación: 17/07/2022

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