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Nuestros mayores siguen contándonos sus vivencias, enseñándonos a vivir.

El pasado jueves, día11 de julio, siguió nuestro ciclo de coloquios Nuestros mayores nos cuentan sus vivencias, también en el Salón de plenos del Ayuntamiento, durante todo el mes de julio. Unas interesantísimas conversaciones que están teniendo una gran acogida y cuyos protagonistas fueron, en esta ocasión Pilar Calvete, Emilia Madalena y Ernesto Mañez Fort.

De nuevo pudimos conversar, sobre todo, de la vida cotidiana de la posguerra, ampliando el campo de temas y entrando en cuestiones como la escasez en las casas, la dificultad para ir al colegio, la temprana incorporación al trabajo de los jóvenes, la falta de libertad y derechos de las mujeres, o el control del comercio y de los suministros desde nuestra población a la ciudad de Valencia. También otros, más amables como la vida en el monte, costumbres como la del salir a tomar el fresco y a celebrar con los vecinos, la de hacer pan en las casas o esparto, la participación en la banda de música, etc.

Uno de los temas que más motivo la participación de los asistentes fue, como hemos insinuado, la existencia “Filato” (Fielato) del que había que pagar a la entrada de Valencia.  Este impuesto municipal establecido en la mayor parte de las ciudades españolas hasta los años sesenta del siglo XX. Las entradas a la capital del Turia están vigiladas por los guardias del Fielato, más temidos, incluso, que la Guardia Civil, que eran los encargados de cobrar esa tasa sobre las mercancías que entraban, al más puro estilo medieval. Un impuesto que costaba eludir (estraperlo), como nos contaron con alguna anécdota divertida.

Así mismo y en esta línea, otros testimonios que despertaron interés fueron, por ejemplo, el hecho de que las mujeres estuvieran obligadas a realizar un Servicio Social Femenino, si, por ejemplo, quisieran viajar al extranjero, estudiar o entrar en el mundo laboral; o que pasaran de la tutela del padre a la del esposo, al que tenían solicitar permiso al marido para todo, incluso, para sacar dinero.  

Sin embargo, pese a las prohibiciones o falta de derechos, todos los participantes llegaron a la misma conclusión que en la reunión anterior. Igualmente, coincidían en que recuerdan sus años jóvenes como una época feliz, por varios motivos, entre ellos: porque no necesitaban aquello que no conocían (tenían menos necesidades que los niños y jóvenes actuales y, además, se conformaban con lo que tenían sin caprichos) y, sobre todo, porque eran jóvenes y eso les hacía ver la vida del mejor color.

Testimonios, de nuevo, sinceros y cordiales de gran valor histórico y sentimental,que nos hicieron aprender mucho sobre el esfuerzo y otros valores y sobre nuestra microhistoria; que volvieron a emocionar emocionaron e invitaron a participar al público que se congregó en la Salón de plenos municipal. Son testimonios imprescindibles que volvieron a inyectarnos un chute de optimismo y esperanza; nos hicieron valorar más lo que tenemos, dieron visibilidad al poder de superaciónque todos llevamos dentro y a ver, de forma más humana, la realidad.

Una pena que hubieran pocos jóvenes entre el numeroso público; incluso alguno de los asistentes sugirió la necesidad de llevar estos coloquios a los colegios. Desde luego, no descartamos desde el CECH editar un video con estas charlas para poderlo divulgar entre los más jóvenes dado su interés sustancial.

El próximo jueves, día 18, a la misma hora (19:00 horas) los invitados serán Antonio López y su esposa Elisa Blasco, otras dos personas mayores que tienen muchas experiencias que contar y mucho que enseñar.

No os perdáis estas charlas en las que nuestros mayores cuentan sus vivencias u que nos ayudan, de forma amena, a entender nuestra idiosincrasia, nuestro pasado, presente y futuro.

Centro de Estudios Chivanos (CECH)

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