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Nuestro patrimonio, nuestra memoria, ha sido anegada, de nuevo.

La semana pasada la restauradora Inma Traver nos invitó a las instalaciones À Punt de Burjassot para entrevistarnos en su espacio radiofónico, dentro del programa El Rall, que conduce el periodista Sergi Olcina. Querían que les informáramos sobre la pérdida de patrimonio artístico y etnológico en la zona devastada por la DANA. 

Además de lamentar otro tipo de pérdidas no materiales y de agradecer a los vecinos y voluntarios el trabajo solidario y ejemplar realizado en Chiva, pudimos constatar como nuestro municipio ha sido, sin duda, el más afectado en los daños a este tipo de bienes, si bien algunos como Requena han perdido elementos muy importantes, como comentamos en la emisora, entre ellos: el puente gótico de Jalance o el de Santa Cruz, otro de los puentes históricos más antiguos de su alfoz que, ya había caído en otras riadas y cuyo aspecto actual, por cierto, se debe al arquitecto Antonio García en el siglo XVIII, precisamente el maestro de obras que diseño nuestra iglesia de San Juan Bautista. 

A las preguntas de Inma y Sergi, enumeramos algunos de los tesoros dañados o arrasados por un barranco que llegó a alcanzar el caudal de 2.000 l/s, es decir, siete veces más que el río Ebro o el mismo que el Nilo. Así pues, destacamos las casas demolidas, del casco histórico medieval, que ya fue remodelado por los Medinaceli tras la riada de 1776, que causó 172 muertos en nuestra villa y dejó 60 casas arruinadas (como consta en los Planos que guarda la Fundación Ducal de Medinaceli tal y comohemos reseñado en nuestro blog en diferentes ocasiones). También las viviendas antiguas con balconadas al barranco en la calles Antonio Machado (como la del casino modernista de la Mutua),Pedralba o San Isidro; y otras tradicionales de esas que conformaron nuestra añorada “Chiva la blanca”. 

En este punto comentamos, anecdóticamente, como la imagen de San Isidro, ha sobrevivido “milagrosamente” a las últimas grandes riadas, la de 1949, cuando el agua se llevó su ermita en la misma calle que lleva su nombre que, como ahora, fue arrasada,  en la de 1983 y ésta de 2024.

Otra “curiosidad” a la que aludimos, en la misma línea, fue el cambio de nombre de la iglesia parroquial. Descubrimos nuestrahipótesis (también insinuada en artículos anteriores y en algunas visitas guiadas) de que, precisamente, tras el desastre de 1776 el templo que se estaba construyendo nuevo, desde 1737, sufrió numerosos daños (sabemos que, también, en 1867 tuvo que ser rehabilitada), se dedicó a Juan, santo de agua, pues parece que iba a dedicarse a San Miguel (como la antigua), cuyos atributos simbólicos todavía se mantienen esculpidos en la fachada.

Fotografía Riada 1983. Archivo Luis Fenech

Por suerte, en esta ocasión, no han sido muy importantes, los daños al único templo que sobrevive, de los tres que tuvimos en la población y que alberga la colección más importante de pintura de José Vergara, como recalcamos. Ahora, el agua, también curiosamente, ha llegado justo a los pies del monumental cristo de Gaspar Giner (siglo XVII), apróximadamente a 1,70 metros de altura, viéndose afectados solo algunos bienes muebles como una gran cómoda que se podrá arreglar o un altar de madera; además de algunos libros, fotografías y tejidos como ropajes de la Virgen, estolas, casullas, manípulos, etc. Éstos últimos están siendo restaurados por varios especialistas locales como Rafa Tarín, Mara Alcaide o Jorge Celda, éstos últimos miembros de nuestra asociación que ha tenido la iniciativa, también, de iniciar unacampaña de restauración de fotografías familiares. Además, parece que también se va a salvar el gran mueble relicario, del siglo XVIII, en el que se trasladaron, desde la desaparecida iglesia de San Miguel, las reliquias de los Santos Medios que trajo de Roma, en 1610, Gastón de Moncada, señor de Chiva y embajador en la Santa Sede, junto a las de otros 17 santos mártires.  

De la misma forma, ha sido casualidad que, precisamente, este año publicáramos desde el CECH la edición facsímil del legajo propiedad del CECHRomance de las fatales desgracias ocurridas en la villa en octubre de 1776 y otras trovas y oraciones, en las que un escritor anónimo local comenta el desgarrador testimonio de esta catástrofe. Su pluma descubre, entre otras cosas, la ayuda de los pueblos vecinos o la revelación de que  se encontraran cuerpos a lo largo del cauce alejados del pueblo, incluso en Paiporta… la historia, como no podía ser de otra manera, se repite…

Pero, como ocurrió en aquella histórica riada, también ha sido arrastrado el “Puente viejo”. Entonces, como también vemos en los planos del Archivo Ducal de la Fundación Medinaceli, se ahondó el cauce y se diseñó un puente de un solo ojo, bastante amplio, como el actual, para intentar evitar catástrofes y asegurar su mayor permanencia. Como reseñamos en su día, no sabemos si esa pasarela fue, al final, construida, pues no tenemos constancia documental, pero sí que, con la misma finalidad, hace “solamente” una centuria, se decidirá erigir una similar, tras derribarse el anterior de dos ojos que le precedía y que facilitaban el desbordamiento de las aguas, ya que la pilastra central hacía que las luces fueran más pequeñas y facilitaba su obstrucción en las avenidas periódicas de un barranco. Uno de los principales acuíferos de la albufera, ya que es una cuenca endorréica, que con sus aportes de agua y tierra, da riqueza a el litoral y a la Albufera pero que también, periódicamente, causa desastres, siendo famosa por la ferocidad de sus crecidas.  

Así mismo, destacamos la destrucción de edificios o elementos de gran valor etnológico, como fuentes, lavaderos o alfarerías, como la de los Muñoz. También la de los lienzos de muralla que quedaban en la cerca urbana, en el antiguo barrio de Vechinos o en las ruinas del castillo, cuyas laderas arcillosas se han desmoronado sobre la carretera y sobre el calvario, arrancando los pinos más antiguos y monumentales. Aprovechando este comentario, hablamos de la gloriosa historia de este baluarte estratégico en la defensa de Valencia, cuestión que hemos reseñado, igualmente, en diferentes artículos. Así, destacamos los títulos que tiene nuestra villa, que ha participado en las principales batallas en territorio valenciano y que ha forjado ese carácter luchador de sus habitantes, que, seguro, va a ayudar a salir de la crítica situación actual. 

Por otra parte, debido al poco tiempo (unos treinta minutos de entrevista), no pudimos destacar otros daños, como los producidos en la valiosa colección de arte contemporáneo que el Ayuntamiento ha ido recopilando, sobre todo, gracias a los Premios Otoño y que se almacenaba en el antiguo Lavadero que se ha inundado (por supuesto, un sitio mucho menos seguro que la antigua Casa de la Cultura, que los acogió durante años). Tampoco pudimos hacer hincapié  en los destrozos en la sierra y en la parte baja del término, en la zona de regadío y de las grandes masías, como el coqueto puente del siglo XVII junto a la Masía de Santo Domingo. Precisamente, podemos mencionar, como otro dato “curioso”, el hecho de que el patrimonio más emblemático dañado en Torrent (el Acueducto árabe dels Arquets), se encuentra en la parte del terreno que pertenecía a Chiva y que, tras una Real orden, pasó a este municipio de L’Horta en 1866 (zona de la Masía del Juez, parte de Calicanto, etc). 

Eso sí, pudimos acabar esta cita radiofónica, mostrando nuestro escepticismo sobre los criterios que se acuerden para la futura restauración de todos estos bienes emblemáticos arrastrados por el agua y el lodo, debido a la tradicional falta de concienciación patrimonial en nuestro pueblo. Quizá se vuelva a optar por no volver a levantar lo que está arruinado o por lo barato y lo “moderno” (hormigón, aluminio y cristal), en lugar de preservar nuestro entorno armonioso y nuestra identidad (piedra, madera y cal). Así mismo, también nos mostramos pesimistas en la toma de futuras medidas de prevención, pues se ha demostrado que no somos capaces de aprender de nuestra historia y que ese barranco de Chiva o del Poyo (topónimo que, otra vez curiosamente”proviene de la palabra aragonesa ”pueyo” que significa “lugar alto” volverá a conducir el agua de nuestras montañas hacia abajo, hacia la Albufera, para volver a arrastrar nuevas vidas; también nuestra memoria.

JCM

Centro de Estudios Chivanos


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