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¿Sabías que la imagen del Bautista, de la Iglesia de San Juan, es de Esteve Bonet?

El pasado sábado, 3 de agosto, participamos, gustosamente, en el acto de presentación de la restauración de la escultura del titular de la Iglesia de San Juan Bautista, que preside en el altar mayor, llevada a cabo por el especialista chivano Jorge Celda. Una imagen cuya autoría ha generado, durante años y en nuestro pueblo una controversia que en este breve artículo esperamos zanjar.

Efectivamente, vamos a certificar con nuestras investigaciones personales, algo que los principales historiadores del arte de nuestra región han afirmado siempre; que esta imagen es obra de uno de los mejores escultores valencianos del siglo XVIII: José Esteve Bonet (Valencia, 1741-1802). Una tesis que solo contradice un antiguo documento, en poder de una conocida familia de Chiva y del que hemos hablado en otras ocasiones, aludiendo a sus incomprensibles y comprobadas incorrecciones (incluso, por ejemplo, sus referencias a los maestros de obra que diseñaron y participaron en la construcción del templo que hemos verificado en otros textos). Se trata de una supuesta copia del libro de fábrica de la iglesia, en la que se afirma que el autor de esta magnífica obra y de las otras imágenes escultóricas para los diferentes retablos del templo, fue un tal Ambrosio De la Torre, un imaginero, por cierto, completamente desconocido, del que no tenemos ninguna referencia documental.

Para comenzar nuestra disertación, hay que incidir en que no es necesario ser un gran especialista en arte para ver que esta figura, dada su excelente calidad, no la podía haber hecho cualquier imaginero, sino alguien de la talla de Esteve. Además, un legajo que encontramos en el Archivo del Colegio del Corpus Christi de Valencia, nos pone sobre la pista de verdadera autoría. Se trata de un protocolo notarial de 1737, de Felipe Mateu, al que hemos aludido en otras ocasiones, en el que los electos de la parroquial otorgan poderes a la junta de fábrica y en concreto a Don Jaime de Cisternes, párroco de la iglesia de San Juan Bautista de Chiva y el fraile del convento de Sto. Domingo de Valencia y doctor en teología fray Pedro Soler, con el objeto de que estos elijan la planta de la nueva edificación del templo; también al maestro que debe llevarla a cabo, así como a los artífices necesarios para la completa elaboración del edificio de nueva planta en sus aspectos constructivos, escultóricos y pictóricos. En él, firman como testigos del documento el maestro de obras Antonio García y el escultor Francisco Esteve, que es, precisamente, el segundo maestro de José Esteve, pues el primero fue Ignacio Vergara (hermano de nuestro pintor, José Vergara, que también fue profesor y mentor suyo en la Academia).

Pero bueno, lo más concluyente es el propio testimonio del autor José Esteve en su Liber veritatis (o Libro de la Verdad). Un compendio de anotaciones en el que registró, día tras día, la relación de casi toda su obra, con detalle de emplazamiento, pagos y encargos, que se inicia en 1762 (año de su boda, aun en el taller de Francisco Esteve) y concluye en 1802 (año de su fallecimiento). Aquí aparece reflejada la colocación, el siete de septiembre de 1776, de esta escultura en el Retablo Mayor de Chiva: “Es a Saber un Sn. Juan Bautista de 12 palmos con Cordero y peana”. Además, también menciona el mismo día la entrega de “una Consepsión de 9 pals. y mundo con serpiente trono de Serafines peana y Rayos. Dos Mansebos del Natural que están humillados a los pies de la Consepsión”. Y continúa: Un Sn. Agustín de 9 palms y medios. Un Stº Tomás de Villanueva de 9 pals. Y medio para los Rebancos. Un grupo de nubes, Rayos y serafines, Cordero, libro de 7 sellos y dos niños para las cornisas. La Escultura que ay dentro y fuera del Sagrario”.

Pero no son están las únicas obras que hace para Chiva, ya el 20 de agosto de 1765 anota: “Concluy un San Francisco de Asis para Chiva de 5 palmos”; y, posteriormente, el 25 de julio de 1784 señala la entrega de “un Sn. Rafael y tobias del Natural para uno de los Retablos de la Yglª de Chiva por medio de Dn. Josef Vergara (mi Sr. Maestro) lo pago el Sr. Juan Herraiz, 70 l.”.

Imágenes del libro de Antonio Igual Ubeda: José Esteve Bonet. Imaginero valenciano del siglo XVIII. Vida y obra.

Así pues, según este legajo que reproduce Antonio Igual Úbeda en el libro José Esteve Bonet. Imaginero valenciano del siglo XVIII, son varias las piezas que Esteve talla para nuestro templo. Precisamente, una de las láminas de este libro, publicado en 1971, está dedicada a esta imagen en cuyo comentario se afirma que mide 2,70 metros y que es la única pieza del antiguo retablo. Además, subraya sus “exactas y armónicas proporciones, una dinámica actitud, plenamente barroca, completada por el volandero plegado de los ropajes y un acusado estudio anatómico del desnudo”. 

Hay que destacar que Esteve, por recordar unas sintéticas notas autobiográficas del autor, fue miembro de una de las dinastías de escultores más importantes de Valencia, junto a la de los Capuz o los Vergara. Cursó sus estudios en la Academia de Santa Bárbara y en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Allí será discípulo, de José Vergara (como de su hermano Ignacio), como queda patente en sus anotaciones de su Liber veritatis y, posteriormente, compañero, ejerciendo como profesor y director de escultura. Además, llegará a ser académico de mérito en 1772 y director general en 1776.

Como señala el profesor Pedro Navascues Palacio, pese a su ascenso dentro de la Academia, nunca llegó a ser totalmente un neoclásico. La misma mentalidad que se le adivina a José Vergara, en una época de titubeos entre los diferentes estilos; entre la tradición y las nuevas tendencias que se marcan desde la Academia, desde la Corte (Mengs).  De hecho, su familia, con los Vergara, fueron los grandes dominadores de esta institución en Valencia y, como los Vergara, recibirá numerosos encargos provenientes del clero regular, aristócratas y párrocos no solo de Valencia, sino de pueblos y ciudades de toda España. Según Baquero Almansa cuando afirma que este escultor, por su fecundidad y por la índole y el mérito de sus obras, puede considerarse el Salzillo de Valencia. Por desgracia su producción artística, en gran parte perdida durante la Guerra Civil.

Podemos reseñar, en este sentido, una obra que elaboró para la Corte: un total de 180 figuras que representan grupos de costumbres, oficios y trajes del Reino de Valencia, y representaciones de sus principales villas y un Nacimiento del Señor, por encargo del entonces príncipe de Asturias Carlos IV. Este lo entregó, él mismo, en el Palacio Real, en 1790, año en que fue nombrado escultor de cámara honorario de Carlos IV.

Pero volviendo a la figura del titular del templo, hay que destacar que el artista perpetúa la tradición barroca de su maestro Ignacio. Pese al esfuerzo clasicista el trabajo de la anatomía, y el movimiento arremolinado de los vestidos emanan una gran fuerza barroca. El artista, con el empleo de un dibujo correcto en sus obras, utilizó siempre el modelo vivo para las carnes y usó del maniquí para las ropas, con lo que conseguía mejores efectos.

Esta imponente figura del bautista, como hemos visto, estaba situada en el presbiterio, en la cabecera, la parte más importante del templo; en el retablo mayor, tras el cuadro de San Juan que actúa como bocaporte, el de mayor tamaño y que representa la escena más importante de su vida (que se repite en la gloria de la bóveda del mismo espacio): la predicación del bautista, cuando anuncia la venida de Jesús, del cordero místico, del reino de los cielos (el mejor y más grande de los óleos de Vergara en la iglesia, según los expertos). Si el programa iconográfico de nuestro templo gira en torno a Juan (además de a la iglesia triunfante, como hemos visto en otras ocasiones), en esta escena, concretamente, se destacará al santo como el primer profeta. El altar, el lugar simbólico donde se sitúa el párroco a predicar, será el sitio perfecto para erigir la figura del primer mártir, del primer eremita y, también, del primer sacerdote. Igual que ocurre en el ámbito de la decoración pictórica, la imagen escultórica más importante de la iglesia dedicada al Bautista, solo podía ser materializada, con la dignidad que corresponde, por el más dotado de nuestros artistas en esa época (por cierto, de auge económico): el gran Esteve Bonet; el gran imaginero valenciano.

JCM

Centro de Estudios Chivanos (CECH)

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