En 1348, ante las revueltas señoriales de la Unión, el Rey, Pedro IV «el ceremonioso», hijo de Teresa de Entenza y Antillón, señora de Chiva y de Alfonso IV «el benigno», tomará la tutela de los estados de su joven sobrino Pedro de Urgel (hijo de su hermano Jaime), donde se encontraba, entre otros, el castillo de Chiva, con la intención de controlar la ruta hacia Castilla. Esta alianza familiar duradera, provocará que Chiva sea atacada por las tropas castellanas durante la Guerra de los dos Pedros (Pedro IV de Aragón y Pedro I de Castilla), entre 1356 y 1364.

Así, cuando las tropas castellanas invaden el Reino de Valencia, conquistarán, entre otras plazas, nuestro castillo, quedando como gobernador de Chiva el Almirante General de Castilla Micer Gil de Bocanegra. El antiguo cronista Luis Pérez Díaz, data la ocupación de Chiva alrededor del 15 de mayo (Revista Castillo, nº 15, mayo de 1963). Por cierto que, todavía, se conservan numerosos proyectiles de piedra de este episodio bélico, en diferentes espacios de nuestra Villa. Cada bola estaría tallada en forma redondeada para ser lanzada por una especie de «catapulta», llamada «fonèvol» por los aragoneses y «mortero» en el lado castellano. Además, las encontramos enteras, a medio hacer o desechadas por imperfecciones y, según un estudio, no publicado, de David Mújica y Paco Blay, ésto es debido a que se hicieron aquí por los canteros del ejército, in situ, porque en nuestra zona existen, precisamente, canteras adecuadas que ya no se dan en el Llano de Quart.
Según Mújica, parece que «se fabricaban en masa, al amparo de la seguridad que ofrece el castillo de Chiva, fortaleza desde donde dirige, el asedio de la ciudad de Valencia el citado Gil Bocanegra. Allí irán destinados gran parte de esos proyectiles, algunos de calibre extraordinario». La caída del castillo de Chiva, añade Mújica, «será un durísimo golpe y ante esta pérdida estratégica a manos castellanas se tuvieron que abandonar sin luchar otras fortalezas importantes como la de Liria».
Pero los aragoneses reaccionarán y tras un periodo de negociaciones, en 1366 los castellanos abandonarán Chiva. Pérez Díaz lo narra así: «Cuando el Rey de Castilla tuvo noticia de que el Rey de Aragón venía, con gran ejército, en socorro de Valencia, levantó el sitio de la ciudad, levantó el sitio de la ciudad y se retiró a Sagunto. El Rey de Aragón llegaba el 12 de junio al campo de Nules pero, pese a la proximidad, no llegó a entablarse la lucha entre los dos ejércitos». Y continúa: «En tal situación, el Abad de Fiscamps, por mandato del Legado Papal, Cardenal de Bolonia, inició los tratos para la paz, conviniéndose en que el Rey de Castilla (entonces viudo) casase con Doña Juana, hija del Rey de Aragón; y que el infante Don Juan, hijo primogénito del Rey y Duque de Gerona, casase con Doña Beatriz, hija mayor del Rey Don Pedro y de Doña María de Padilla (Zurita, se aparta en este punto concreto del Canciller López de Ayala y dice que el concierto de matrimonio era entre el Infante Don Alfonso, hijo del Rey de Aragón y la Infanta Doña Isabel, tercera hija del Rey Don Pedro y Doña María de Padilla). El Rey Don Pedro, daba en dote a su hija las villas de Sagunto, Chiva, Jérica, Segorbe, Teruel y otros lugares que había ganado en esa guerra al Rey de Aragón, con la condición de que si el Duque de Gerona, tuviese dos hijos de la dicha Infanta Doña Beatriz, que el segundo hijo fuese Duque de Jérica; pero si no tuviese hijos en el dicho matrimonio, los citados lugares volvieran a la Corona de Castilla, o si no el Rey de Aragón vendría obligado a pagar cierta cantidad en dinero a estipular por los monarcas. Esa paz no se llegó a concluir, quedando los tratos en mero proyecto».
Y concluye: «La guerra continuó entre ambos reinos aún unos años más, hasta llegar al de 1366. Llegó el momento en que la ambición del Infante Don Enrique, Conde de Trastamara, para ocupar el trono de Castilla, iba a tener éxito, ayudado por el monarca aragonés. Para ello, partiendo de Aragón, entró en Castilla por Calahorra, donde se hizo proclamar Rey de Castilla y León. El Rey Don Pedro que estaba en Burgos, decidió abandonar esta ciudad y en el mismo día, 28 de marzo, envió sus cartas a todos los caballeros que por él tenían las fortalezas que había ganado en el reino de Aragón, con la orden de que las desalojasen y las quemasen y destruyesen si pudiesen y se vinieran luego junto a él. De esta suerte, abandonó Chiva, …». Eso es lo que hará Micer Gil Bocanegra aquí, antes de retirarse hacia Requena.
La guerra terminará, pues, con la rendición del castillo de Sagunto y Pedro IV, ya en su palacio de Valencia, nombrará Lugarteniente General del Reino de Valencia al Señor de Chiva que, pese a su juventud, había defendido con valor las fronteras con Castilla, entre Teruel y Daroca. Eso sí, los gastos de las campañas en los diferentes conflictos bélicos, le obligaron, en 1383, a canjear el Señorío de Chiva a Guillem Ramón, Conde de Moncada, por la Baronía de Cervelló y la villa de Apiaria.Esto se refleja en diferentes pergaminos, del Archivo de la Fundación Ducal de Medinaceli, como el de la toma de posesión de Don Guillem Ramón de Moncada, Conde de Agosta, de la Villa de Chiva, Gestalgar, Miralcamp, Perenxisa y Godella, pueblos de esta baronía. Nuestra villa será posesión, pues, a partir de ahí y hasta el siglo XVIII, de los Moncada, otra poderosísima dinastía.
*Foto Archivo M. Mora Yuste
JCM
Fecha de publicación: 14/04/2021