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¿Sabías que Chiva participó para sofocar la sublevación de Cataluña a mediados del siglo XVII? I Parte.

 Como hemos destacado en algún otro artículo, el Libro de Juradería, que conserva el Ayuntamiento, con las actas de los consejos municipales desde el año 1648 a 1662, nos aporta datos muy reveladores de una época convulsa y trascendental en nuestra historia. Una etapa difícil en lo social y en lo económico, con las consecuencias del basculamiento de las áreas económicas punteras hacia el Atlántico Norte (caída del comercio), la expulsión de los moriscos y la peste (despoblamiento) o el cambio climático (caída producción agraria); también de los conflictos bélicos en los que participó directa (soldados) o indirectamente (financiación) nuestra Villa.

En este último punto nos queremos centrar en esta ocasión, porque este periodo coincidirá con la sublevación de Cataluña, en el reinado de Felipe IV.

Así, en este panorama crítico, serán notorios, los apuros económicos de los Señores de Chiva, la familia Moncada, una de las más poderosas del país. El hecho de ocupar importantes cargos en la corte y en el ejército, hace que tenga que reclamar ayuda a nuestra población, igual que a otros lugares de su dominio, tanto monetaria como de efectivos armados, para sufragar, entre otras cosas, sus importantes gastos en campañas militares. Precisamente en uno de estos conflictos, la campaña del Rosellón (1674) moriría el propio Guillem Ramón y Castro, que había accedido, en 1635, al título de marqués de Aytona.

Podemos empezar citando algunos de los asuntos que se debaten en el Ayuntamiento y reflejan sus actas, que evidencian este panorama al que aludimos. Así, por ejemplo, en el Consejo General de catorce de abril de 1652, se debatirá acerca de la carta del marqués de veintiuno de febrero del mismo año, en la cual pide ayuda a la villa para pagar 8000 ducados que debe a uno de sus acreedores.

Además, en cuanto a la solicitud de tropa, ya en junio de 1648 está documentada una leva, y se decide hacer «redolins» (sorteo) para determinar los soldados que formaran parte del batallón, que irán a la guerra que ha generado la sublevación de Cataluña. Hay que recordar, brevemente, que esta revuelta (guerra de los Segadores), entre los años 1640 y 1652, comenzará con el Corpus de Sangre del siete de junio de 1640. Una explosión de violencia en Barcelona, protagonizada por campesinos y segadores que se sublevaron debido a los abusos cometidos por el ejército real, compuesto por mercenarios de diversas procedencias, desplegado en el Principado, a causa de la guerra con Francia, enmarcada dentro de la guerra de los Treinta Años (1618-1648). Los sublevados justificarían la rebelión, principalmente, con argumentos religiosos, acusando al Ejército español de haber cometido de manera impune sacrilegios contra el Santísimo Sacramento al incendiar diversas iglesias. Tendrá como efecto más duradero la firma de la Paz de los Pirineos entre la monarquía española y la francesa, pasando el condado del Rosellón y la mitad del condado de Cerdaña a soberanía francesa.

Al final, como se puede ver en el acta del consejo del día veintiocho, salen elegidos para servir a su majestad en Tortosa los soldados: Francisco Muedra, Martín Murciano, Thomas Ximeno, Joan Luis, Joan Bautista Matheu, Pedro Valabasquer, Pedro Molina, y Matheu Cortés. Éstos partirán en julio por orden del Consejo que, además comprará arcabuces y recaudará impuestos para la misión.

Ya el día uno de junio, los jurados habían elegido veintiún hombres para la guarda de los portales del Molino, del Convento y de la plaza. Precisamente, alguno de ellos coincide con los nombres anteriormente citados; así, para el primero se designan a Estevan Martínez, Thomas Corachán, Antonio Higón, Luis Matheu, Nadal Celda, Baltasar Argent y Joan Luis. Para el segundo, a Pedro Molina, Marcelmo Tarín, Phelipe Matheu, Joan Bautista Matheu, Juan de Peralta, Sebastián Celda, Miguel Catalá mayor. Por último, para el de la Plaza se escogió a Hernando Lahuerta, Joan Lliteres, Gaspar Redondo, Gaspar Cervera, Francisco Segarra, Bautista Paris y Martín Álvaro.

El quince de agosto, como deja escrito el escribano Francisco Blasco, se insta al «colletor» (recaudador) de las veintiséis libras para el socorro de los trescientos soldados, Joseph Vergara, «que prosiga en su cobranza,…». Igualmente, el veintiuno marzo de 1649 se acuerda en Consejo general, que se criben los soldados del batallón, y también intentar «que no haya soldados del batallón nombrados sino que quede a cargo de la villa cuando se pidan». Esta reunión se celebró en la iglesia de San Miguel, teniendo licencia de Don Joan Coll, Procurador General del Excmo. Sr. Marqués de Aytona, Señor de la villa y fue presidida por Joan Bautista Corachán, gobernador de la población.

Seguirá…

JCM

Fecha de publicación: 09/03/2022

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