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¿Sabías que los milagros de la Virgen del Castillo tuvieron su eco, incluso en algunos diarios nacionales del siglo XIX?

Esta semana, en pleno periodo festivo, queremos publicar un singular artículo sobre la «Morenica», que recogemos del Diario oficial de avisos de Madrid de 04 de septiembre de 1871 (éste a su vez lo toma del Diario de Avisos de Valencia). El texto, extraído, curiosamente, de la sección de «Variedades», dice así:

LA VIRGEN DEL CASTILLO DE CHIVA

    

Es tan arraigado y general el culto que la España entera profesa a la Santísima Virgen María desde los más remotos tiempos que tal vez no haya población grande ni pequeña en esta nación, que no tenga por su especial patrona y protectora a la augusta Reina de los cielos, venerándola bajo una u otra advocación, y obsequiándola por medio de diferentes imágenes que recuerdan a la piedad de los fieles las innumerables y brillantes virtudes que resplandecieron en la humilde nazarena que tuvo la dicha inconcebible de ser Madre del Salvador del mundo.

Una de las imágenes más antiguas que se veneran, es la conocida bajo la advocación que sirve de título a este artículo.

La Villa de Chiva está situada a cinco leguas al S.E. de esta ciudad siguiendo el camino de las Cabrillas y al pié de un elevado cabezo llamado el «Castillo», en cuya cima se encuentran todavía los restos de una antigua fortaleza o castillo construido por los moros que da nombre al citado cabezo o cerro.

Refiere la tradición que a principios del siglo XIII, y cuando ya reinaba en Valencia D. Jaime I, junto al indicado castillo de Chiva, fue hallada una imagen de la Virgen María. Llenos de alegría los vecinos de Chiva con tal hallazgo, trataron de exponer dicha imagen a la pública veneración, y con este objeto la remitieron a Valencia para que un pintor la encarnase y cubriese una raya o raspadura que tenía en la cara. El pintor trató de hacerlo así, pero fueron inútiles sus esfuerzos, porque la cara de la imagen no quiso tomar el adorno, quedando siempre de un color moreno, como se advierte en ella todavía; y al día siguiente, la referida imagen amaneció otra vez en el cabezo de Chiva y junto al Castillo.

En vista de estos prodigios, se le construyó un santuario en el mismo sitio en que fue hallada, en el cual desde entonces la veneran los hijos de Chiva como a su especial patrona y abogada, siendo innumerables los beneficios que han recibido por su mediación los que han invocado su auxilio en sus aflicciones y calamidades.

He aquí una muestra:

Reinando en España Carlos II, último rey de la casa de Austria, en 1679, viose la población invadida de una terrible enfermedad que comenzaba por un simple catarro, degeneraba en dolor de costado, y el sexto día terminaba con la muerte.

Esta epidemia fue tan terrible, que apenas quedaba en la villa de chiva quien asistiese a los enfermos, pues casi todos los habitantes la sufrieron. En tan triste situación, los vecinos de la villa se encomendaron a la Virgen del Castillo y a petición de todo el pueblo resolvieron las autoridades bajar la imagen del santuario para implorara la salud de su mediación.

Así se verificó. La imagen de la Virgen fue bajada procesionalmente a la villa de Chiva, y se notó que cuando la imagen se paraba en las puertas de las casas de los enfermos, repentinamente sanaban, y enseguida se vio la población libre de aquella calamidad, pues desde que la Virgen bajó al pueblo y no hubo ningún invadido. Este milagro y otros que Dios se sirvió obrar por medio de esta imagen, fueron causa de que la devoción de los vecinos de Chiva fuese en aumento, y de que su capilla sea uno de los santuarios más frecuentados, no solo por los habitantes de Chiva; sino también por los de fuera.

La imagen tiene dos palmos de altura; con un brazo sostiene el Niño Jesús, y en la mano del otro lleva un castillo, como emblema de su advocación o título.

La capilla es espaciosa; tiene varios altares, y a ambos lados del mayor se ve una multitud de exvotos u objetos, tales como brazos, piernas, pechos y ojos de cera, trajes de niños y cabelleros ofrecidos a la Madre de Dios como ofrendas de tierna gratitud por los milagros obtenidos por su mediación.

En el pavimento de la misma capilla se ven algunos sepulcros de personas notables que quisieron manifestar su devoción a la Virgen del Castillo de Chiva eligiendo su capilla por sepultura.

La fiesta se celebra el día 8 del presente mes.

Para finalizar, reseñar que firma el artículo José Zapater y Ugeda (Villena 1826​ – Valencia 1899​) que fue escritor costumbrista valenciano, redactor de la Azucena en 1849, abogado del Ilustre Colegio de Valencia y padre del pintor Juan José Zapater Rodríguez. Podemos encontrar en la Biblioteca Valenciana las siguientes obras suyas: Compendio de las mujeres de la Biblia (1853), Colección de poesías (1854), Historia de la imagen, cofradía y capilla de Nuestra Señora de los Inocentes y Desamparados (1867), Fisiología del amor o Guía de los amantes (1875), Biografía y elogio de Fray Juan Gilabert Jofré (1883), Historia de la imagen de Ntra. Señora de las Virtudes (1884) y Fisiología del amor o Guía de los amantes (1894). Todo un especialista, pues, en literatura religiosa quién escribe este texto, con el que queremos desearles, desde el CECH una feliz Navidad y un próspero año nuevo.

Fecha de publicación: 30/12/2020

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